Mensaje del P. Germán
LAS VACACIONES
Y LA FAMILIA
Posiblemente usted se encuentra actualmente de vacaciones o
tuvo ya algunos días para descansar. Seguramente en este tiempo de vacaciones, usted tuvo
algunos momentos en familia.
Durante las vacaciones, el tiempo y las ocasiones no faltan para
encontrarnos con miembros de la familia que viven lejos o que no vemos frecuentemente.
Las vacaciones son una buena excusa para escribir algunas palabras,
hacer una llamada o visitar alguien de
la familia con quien la relación es fría o difícil.
El tiempo de vacaciones es un buen momento para reconciliarse, para restablecer las relaciones personales o
familiares, que se habían terminado por malos-entendidos o por errores de unos
u otros.
Aprovechemos de estas vacaciones
para regresar a la familia y vivir
momentos de amor, de amistad y de perdón, con aquellos que llevan la misma sangre
que nosotros.
Durante el año escolar que empieza en septiembre, no olvidemos los
buenos momentos vividos en familia,
tratemos de alimentar las buenas relaciones y el amor compartido durante
las vacaciones.
Todos tenemos una familia, Un
padre, una madre, hermanos y/o hermanas con quienes compartimos momentos de
alegría y de sufrimiento.
Es evidente que también pienso en aquellos que carecen de una familia,
que no tienen hermanos y
hermanas. Probablemente ellos cuentan con
personas que los acogieron y que han sido para ellos su familia
adoptiva.
En todos los casos, todos crecimos y seguimos creciendo gracias a los
intercambios y al amor que damos y que recibimos de nuestras familias.
Existe la familia de sangre, la familia adoptiva y también existe la
familia cristiana.
Gracias al bautismo, entramos en la familia de los hermanos y hermanas
de Jesús.
La familia cristiana es también un lugar en el cual podemos recibir y
dar amor. En la familia cristiana también hay relaciones que nos ayudan a
enfrentar los sufrimientos y a celebrar
nuestras alegrías.
Si usted no tiene todavía una familia cristiana, vaya rápido a la
Iglesia más cercana, a su residencia y ocupe su lugar en medio de los hijos de Dios, en medio de
los hermanos y hermanas de Jesús, en medio de aquellos que comulgan todos los
domingos al mismo Cuerpo y a la misma Copa, en medio a aquellos que forman el
Cuerpo de Cristo.
La familia es importante para ayudarnos a salir de nosotros mismos, para ayudarnos a construir un mundo mejor
para todos.
Olvidemos los problemas del pasado y dejémonos guiar por el perdón y la reconciliación que ofrecen
paz y felicidad a todo ser humano.
Trabajemos juntos por la felicidad de nuestras familias y por el
bienestar de la familia de Jesús, de la familia cristiana.
Feliz semana.
Feliz año de la Fe.
P. Germán 11 de Agosto 2013