Mensaje del P. Germán
Este año vamos a celebrar la
Epifanía el domingo 8 de enero y
el lunes 9 de enero celebramos el bautismo del Señor.
Dos fiestas muy
importantes en la vida de todos los cristianos. La Epifanía
nos recuerda que la llegada de Dios a la tierra concierne todos los hombres y las mujeres de la
humanidad. El bautismo del Señor nos revela que por medio del bautismo
aceptamos la filiación divina (es decir que nos reconocemos como hijos de Dios) de igual manera, que aceptamos
vivir la fraternidad universal (es decir que
reconocemos que todos los hombres y las mujeres son hermanos y hermanas de
Jesús).
Todos los domingos, los fieles de San Sebastián
tienen la fortuna y la alegría de poder
vivir la Epifanía y de ejercer su bautismo.
Nuestra comunidad parroquial tiene la gran riqueza de estar integrada por
personas que vienen de todos los continentes.
Cada
domingo acuden a nuestra iglesia hombres y mujeres de
diferentes orígenes y diversas
culturas, para escuchar la misma Palabra de Dios y participar
en la misma mesa.
La Epifanía se vive todos los domingos en
nuestra comunidad cuando nos reunimos alrededor de Jesús para manifestar
nuestra fe y para formar el Cuerpo de Cristo.
Todos los domingos cuando venimos a San
Sebastian, encontramos a nuestro alcance
la pila bautismal que nos recuerda que hemos sido bautizados en el mismo
Cristo y que hemos recibido el mismo Espíritu.
Cada domingo
vivimos nuestro bautismo cuando nos reconocemos hermanos y hermanas de
las personas que celebraron la misa antes de nosotros o bien de los que van a
celebrar la Eucaristía después de nosotros y que oran en un
idioma diferente al nuestro.
El bautismo es un
sacramento que debemos vivir todos los días y
que debemos recordar cada vez que encontramos un hombre o una mujer que
viene de cualquier parte del mundo. Vivir el bautismo es reconocer
que todos somos hermanos y hermanas de Cristo ya que el día de nuestro bautismo
aceptamos ser hijos de Dios.
Pocas son las parroquias que, como la nuestra,
tiene la
fortuna de encontrarse cada domingo con la diversidad de la humanidad reunida en una
Eucaristía.
Aprovechemos de esta ocasión que la parroquia
nos ofrece para propiciar la convivencia
con los demás, para compartir nuestra cultura, nuestra manera de vivir y de esta forma, enriquecernos mutuamente
con nuestras diferencias.
Dios se ha manifestado a todos los pueblos y a todas las
naciones. Nosotros, en tanto que bautizados, debemos anunciar hoy que todos
los hombres y mujeres en todos los pueblos y en todas las naciones son hijos de Dios. Que
entre nosotros, todos somos hermanos y
hermanas.
Feliz fiesta de la Epifanía. Siéntanse
orgullosos de haber sido bautizados y
trabajemos juntos por la fraternidad de toda la humanidad.
P. Germán 7 y 8 de enero del 2012