Mensaje del P. Germán
El 25 de enero de 1959, el Papa Juan XXIII,
frente al asombro de muchos, anunció la convocación de un Concilio. El 11 de
octubre del 2012 vamos a celebrar los 50 años de la apertura del Concilio
Vaticano II.
Para celebrarlo, el Papa Benedicto XVI nos invita a vivir un
“Año de la Fe”, esto tendrá lugar del 11 de octubre del 2012 al 24 de
noviembre del 2013.
Para prepararnos a vivir este “Año de la Fe”,
les propongo dos reflexiones del Cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito
del Consejo de Justicia y Paz y testigo desde el inicio hasta el final del
Concilio Vaticano II.
El Cardenal nos dice que para comprender lo que
se pasó en el Concilio Vaticano II, debemos tener en cuenta, tanto
las palabras pronunciadas por el Papa Juan XXIII durante su inauguración , como el discurso del Papa Pablo VI al final de las cuatro
sesiones conciliares.
El Papa Juan XXIII dijo: “Quiero abrir una ventana en la Iglesia para que podamos ver lo que
sucede afuera y para que el mundo pueda ver lo que sucede al interior de
nuestra Iglesia”.
El Papa Pablo VI dijo: “El Concilio puso al mismo tiempo en evidencia y en prueba la vitalidad
de la Iglesia”.
La reflexión sobre las palabras de estos dos máximos representantes de nuestra
iglesia, puede servirnos de base para
apreciar, comprender mejor y
decidir poner en práctica las
enseñanzas propuestas por este Concilio
que fue para la Iglesia y para el mundo
una clara manifestación del
Espíritu Santo.
Reflexionemos sobre las primeras palabras de
Juan XXIII: “Quiero abrir una ventana en
la Iglesia…”.
¿Hemos hecho la experiencia de abrir una
ventana en nuestra casa?
¿Hemos abierto
la ventana de nuestra vida, de nuestro corazón? ¿Y qué ha sucedido
cuando hemos abierto o cerrado esas ventanas?
¿Y si abrimos una ventana en la Iglesia?
Juan XXIII tuvo la desafiante y espiritual iniciativa de invitar a la Iglesia de nuestra época, a percibir el poder del Espíritu Santo. El Papa deseaba que la
Iglesia abriera sus ventanas para estar, de manera constante en contacto con el mundo y con los hombres y
mujeres que por alguna razón se
encuentran al exterior de los muros,
alejados de nuestra Iglesia.
Para celebrar un “Año de la Fe” debemos abrir
la ventana de la Iglesia para ver y
escuchar lo que sucede al exterior de nuestra comunidad.
Me gusta mucho celebrar la Eucaristía con la
puerta de la Iglesia abierta hacia el mundo exterior. Cuando nos reunimos en la
Iglesia a orar, ofrecemos al Padre nuestras
penas como las alegrías personales
y de nuestras familias, de nuestros amigos,
barrio, país y mundo.
La Iglesia está en relación con el mundo y la
fe de los cristianos, está en dialogo
con lo que se vive en nuestro mundo, con lo que piensa nuestro mundo y con lo
que nuestro mundo es.
En el próximo mensaje continuaremos
reflexionando sobre las palabras de Juan XXIII y de Pablo VI para prepararnos a
celebrar el “Año de Fe”.
Feliz semana.
P. Germán 1º de julio del 2012