Mensaje del P. Germán
El Cuerpo de
Cristo
y las primeras
comuniones
La Parroquia San
Sebastián tuvo, en este fin de año escolar, 78 primeras comuniones, sin contar
las que tuvimos durante las fiestas de Pascua.
Los niños
recibieron el Cuerpo y la Sangre de Cristo por
primera vez. De ahora en adelante, ellos
formarán parte, todos los domingos, de
la procesión de hombres y mujeres de este mundo, que vienen a la
Iglesia para escuchar la Palabra de Dios y para alimentarse del Cuerpo de
Cristo en la Eucaristía.
La comunidad
cristiana se alegra de recibirlos, al mismo tiempo se siente responsable de
esos niños que necesitan nuestra palabra y sobre todo nuestro testimonio para
seguir creciendo en su amistad con Jesús.
Todos los domingos,
recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía para transformarnos
en lo que somos: “El Cuerpo de Cristo”.
Qué misterio, qué
alegría y qué responsabilidad.
Si los cristianos
tuviéramos consciencia de que somos el
Cuerpo de Cristo, entonces habría una gran revolución en el mundo.
Si los cristianos
vivimos lo que somos: “El Cuerpo de Cristo”, todos los que viven alrededor de
nosotros conocerán el Evangelio.
Si los
cristianos anunciamos al mundo que el
Cuerpo de Cristo vive hoy y aquí, nuestras familias, nuestros lugares de
trabajo y nuestra sociedad descubrirán el amor y la ternura de Dios por todos
los hombres y las mujeres de nuestra humanidad.
Solo la presencia
del Espíritu Santo en nuestro corazón puede ayudarnos a entender y a vivir lo
que somos: “El Cuerpo de Cristo”.
Solo los corazones
abiertos a la acción del Espíritu de Dios pueden vivir alegres al sentirse
miembros del Cuerpo de Cristo.
Solo los hombres y
las mujeres de buena voluntad pueden sentirse responsables de la felicidad de
toda la humanidad.
Entonces, ¿desean
vivir todos los días como miembros del Cuerpo de Cristo?
¿Quieren
comprometerse, con la ayuda del Espíritu Santo, a trabajar para que en todas
sus palabras y en todas sus acciones, la humanidad descubra la presencia de
Cristo?
La comunión que
recibimos en cada Eucaristía, es un regalo inmenso que Dios nos ofrece.
La comunión que
Dios coloca en nuestras manos y en nuestro corazón es un alimento para la vida
y para la felicidad. ¿Quieren vivir?
¿Quieren vivir felices? Entonces reciban frecuentemente el Cuerpo de Cristo y
seamos, todos los días, lo que somos: “El Cuerpo de Cristo”.
Feliz semana.
Feliz año de la Fe.
P. Germán 8 y 9 de junio 2013