Mensaje del P. Germán
LA LITURGIA
Uno de los mayores progresos, en la comprensión de la fe que el Vaticano
II hizo, consiste en invitar a todos los bautizados a participar activamente en
la liturgia de la Iglesia. Hemos logrado un gran progreso,
poco a poco hemos pasado de liturgias en las que el sacerdote lo hacía todo, a las liturgias
en las que una buena parte de la
asamblea participa.
Tomemos como ejemplo la misa, que es la cumbre de la liturgia para
descubrir nuestra participación, como bautizados, en la acción de gracias del
Pueblo de Dios.
Nosotros participamos en la misa por medio de la oración y del canto.
Aún hay mucho trabajo por hacer . Todavía hay algunas personas que no intentan
siquiera decir una palabra para
responder a la oración, que no
permiten a su corazón manifestarse
libremente para decir AMEN con alegría y convicción. Todavía hay
personas que durante la misa, leen sus oraciones personales o rezan el rosario.
El canto también es uno de los aspectos que debemos trabajar en nuestra
comunidad. Cuando toda la comunidad canta y cuando los cantos que nos
proponen son simples, bonitos y fáciles
para cantar, la oración es más profunda.
El canto tiene una importancia fundamental en la celebración de la
Eucaristía. Se dice que muchas comunidades atraen gente, gracias a la calidad
de los cantos y a la participación de la asamblea. La misa no es un espectáculo
como un concierto al cual vamos para admirar la calidad del artista. En la misa todos deben
participar en los cantos. Excepto en el extremo caso de que alguien cante tan mal, que pueda de alguna manera confundir a los demás.
El pueblo de Dios debe manifestar la alegría de reunirse y de
encontrarse con el Señor, por medio de cantos o alabanzas y por medio de la participación de toda la
asamblea.
En la comunidad tenemos también personas
que participan como ministros de la Palabra o de la Eucaristía,
personas que dan la bienvenida a la
comunidad, hay quienes distribuyen los
boletines y quienes recogen la colecta
para la iglesia. Tenemos también a los sacristanes, que preparan todo antes de
la misa para que la Eucaristía pueda celebrarse.
Necesitamos lectores, ministros de la
Eucaristía y sobretodo músicos.
Necesitamos lectores que se den su
tiempo, antes de la celebración, para leer lo que van a proclamar.
Necesitamos lectores que nos ayuden en la comprensión de las lecturas. Necesitamos lectores que nos ayuden a
presentar anuncios claros y que al mismo
tiempo, promuevan de manera efectiva la
participación en las actividades que
proponen.
Necesitamos músicos. Si usted conoce alguna persona que toque un instrumento o que tenga una
buena voz, no dude en invitarlo. Yo sueño con una iglesia en la cual, la música
sea verdaderamente hermosa, en la
que podamos disponer de diversos
instrumentos que conviertan nuestras celebraciones en momentos de alegría para
todos, incluyendo a niños y jóvenes. Yo sé que en medio de ustedes hay
muchos artistas. Ayúdenme a integrarlos a nuestra comunidad.
Gracias a aquellos que ya participan en la belleza de nuestras
celebraciones. Gracias a ustedes podemos alabar al Señor todos los domingos.
Ustedes saben que aún, necesitamos personas que nos
ayuden a hacer las cosas mejor. Nuestras celebraciones serán más bonitas y
profundas entre más numerosos sean los voluntarios al servicio del Señor.
Feliz semana.
Feliz año de la Fe.
P. Germán 8º septiembre del 2013