Mensaje
del P. Germán
LA
CATEQUESIS EN LA PARROQUIA
La catequesis es una de las
principales misiones de la parroquia.
Todos los bautizados somos
responsables de la transmisión de la fe. Si tenemos la fe hoy, es porque
nuestros padres, la parroquia de nuestra infancia y los bautizados que
encontramos en la vida, nos transmitieron el tesoro que se llama la fe.
Hoy, ustedes y yo, somos los
responsables de la fe de los niños, de los jóvenes y de los adultos que no
conocen todavía a Jesús. Las Hermanitas de la Anunciación van a darle una nueva
organización y vitalidad a la catequesis de nuestra parroquia.
La fe en Jesucristo es un
camino de felicidad para la persona, la sociedad y el mundo.
Los momentos más oscuros de
nuestra historia, han sucedido cuando la humanidad se ha alejado del Evangelio.
Los gobiernos más detestables y más crueles del pasado, se han declarado ateos,
o han utilizado a las religiones para buscar honores y riquezas personales.
La fe en Cristo es un camino
de paz, de fraternidad, de solidaridad, de perdón, de compasión, de amor.
Los padres de familia son los
primeros responsables de la transmisión de la fe a sus hijos. Todos los niños
tienen un corazón abierto a la luz, a la voz y a la belleza de la fe.
No dude en orar con los niños.
Se sorprenderán de la profundidad, de la verdad y de la espontaneidad, con la cual los niños le
hablan a Dios.
La fe es un tesoro que tenemos
en las manos. No lo guardemos para nosotros. Compartámoslo con aquellos que
amamos.
En nuestra parroquia hay
grupos de catequesis para niños, jóvenes y adultos.
Acudan a inscribirse,
inscriban a sus hijos. Prepárese para recibir un sacramento, acompañe a su
hijo(a), a un joven en su preparación para recibir un sacramento.
Nuestra sociedad necesita
hombres y mujeres que conozcan los valores del Evangelio. Para que la sociedad
se desarrolle en el respeto del otro, en la solidaridad y en la reconciliación.
No podemos dejar que el dinero
sea el “dios” de nuestros hijos y el motor de nuestra sociedad.
No somos máquinas. Somos
hombres y mujeres, nuestro corazón no funciona con billetes de dinero, sino con
amor.
La comunidad cristiana se
reúne todos los domingo para fortalecer su fe. Si no participamos a la vida de
la comunidad, nuestra fe desaparecerá poco a poco. Ya no seremos los testigos,
de la presencia de Dios en nuestra vida, ante los niños, jóvenes y familia.
Despertemos. No esperemos que
sea demasiado tarde. Si nuestros hijos no reciben una formación en la Iglesia,
no tendrán el día de mañana los elementos necesarios para rechazar, o para
aceptar las filosofías, teorías, religiones o ideas que escuchen.
La fe de hoy y de mañana está
en nuestras manos. No dejemos enfriar nuestra fe. Seamos cristianos alegres y
sigamos con entusiasmo, el camino que el Papa Francisco nos muestra para que el
mundo sea mejor para todos.
Feliz semana.
P. Germán 24 de septiembre 2017