Mensaje del P.
Germán
Retiro en
Taizé #3
Acabo de vivir un
retiro espiritual en Taizé que me hizo mucho bien espiritual y físicamente.
Durante una semana
me retiré de todas mis actividades para
orar, para descansar físicamente, para contemplar la naturaleza y colocarme delante del Señor para mirar hacia
el futuro.
La oración ocupó
una gran parte de mi tiempo. El ritmo de tres oraciones diarias, (además de la
misa cotidiana) dirigidas por la comunidad de monjes de Taizé y el hecho de
estar en medio de centenas de jóvenes del mundo entero, me ayudó a vivir momentos intensos de
encuentro con Dios.
La belleza de los
cantos, la simplicidad del lugar y el silencio de la multitud permiten dejar a un lado las preocupaciones y las
distracciones para mirar al interior del
corazón y descubrir ahí la Paz y
la confianza en Dios.
La oración de Taizé
se caracteriza por el silencio y por el canto repetitivo de frases cortas del Evangelio o por la oración de uno de nuestros hermanos(as) en
la fe. Es como un Rosario moderno y cantado. Los jóvenes del mundo entero se
sienten bien en ese estilo de oración.
Desde hace algunos meses, en San Sebastián, tenemos una oración, en el
estilo de Taizé, el primer viernes de cada mes a las 7pm.
El descanso físico
es también parte de un retiro. Una buena
siesta todos los días y acostarse más temprano que de costumbre, son un buen
regalo para un cuerpo que a causa de las múltiples actividades, no tiene suficiente tiempo para
dormir. Que felicidad al sentir su cuerpo descansado y relajado.
La región de Taizé,
es una de las regiones más hermosas de
Francia. Los paisajes son maravillosos y
el campo posee diversos colores en esta época del año. Yo tuve mucha suerte
porque el sol brilló durante todo el
tiempo que estuve allí. La semana antes de mi llegada, había llovido
todos los días. ¡Gracias Señor! Contemplar la naturaleza durante varias
horas, invita a agradecer al Creador por
la belleza de nuestro universo. Mirar la naturaleza que se despierta después
del invierno y florece durante la
primavera, nos recuerda que los frutos
de la creación deben ser compartidos entre toda la humanidad. La naturaleza nos
interroga sobre nuestro comportamiento frente a ella y sobre el cuidado y el
respeto que tenemos frente a la obra que Dios puso en nuestras manos.
Tener el tiempo
para mirar al Señor y dialogar con Él sobre
el pasado, el presente y el futuro de nuestra vida, nos permite
“recargar las baterías” para continuar viviendo en paz, con confianza y
emprender nuevos proyectos.
Regreso de Taizé
completamente transformado. Le di gracias a Dios por todas las personas que
encuentro a diario en mi vida, en Los Ángeles. Oré por aquellos
que están enfermos. Por todos los que me
han confiado un sufrimiento o una preocupación que les impide vivir en paz. Le
di gracias al Señor por la comunidad de San Sebastián que constituye, ahora con
la escuela, mi familia.
Después de este tiempo
de retiro, tengo la impresión de haber rejuvenecido de 20 años, regreso lleno
de energía, de proyectos y de confianza.
Continúo a
consagrar mi oración y mi actividad pastoral a la construcción y desarrollo de una
comunidad abierta, alegre y viva.
Feliz semana.
Feliz año de la Fe.
P. Germán 19 de mayo del 2013