18th Sunday of the Church Time A Los Angeles, July 30th /31st , 2011 1st Reading: from the prophet Isaiah 55,1-3 Psalm :144(145) 8-9.15-16.17-18 2º Reading: from the Letter of St Paul to the Romans 8,37-39 Gospel: Saint Mathew 14,13-21
On this Sunday let’s
take a moment to reflect on two points from the Gospel which the Church
proposes for this week.
Jesus feels compassion for the crowd. What good news to hear today that Jesus sympathizes with us. God feels
compassion for all men and women who are hungry, who don’t have enough food, or
who don’t have spiritual nourishment to live in peace. As disciples of Christ we can’t be insensible to the misery, hunger and suffering of so many men, women, children, and the elderly who have not enough to live in a dignified and humane manner.
I know this is a huge task but if Jesus asks this of us it is because we have the means to accomplish it. If we receive the Body, the Blood and the Word of Christ in our lives we will feel the need to share what we have and what we receive with those who have less. Let’s ask ourselves how far we go when we share our material goods and also our spiritual wealth. Let’s thank the Lord for everything He gives us and let’s ask Him for the strength and determination to share. The Eucharist we receive is the place where God shares with us and where Christians share among themselves. When we finish the mass let’s not forget that we attend church to receive the Body of Christ and that we have been sent out into the world to share with our brothers and sisters all the gifts that God has placed in our hands. We thank you Lord for participating in our difficulties and we ask you Lord to teach us to share with those in need. Amen. Fr. Germán | 18º Domingo del tiempo de la Iglesia Año Litúrgico A Los Ángeles 31 de julio del 2011 1ª lectura : del Libro del profeta Isaías 55,1-3 Salmo : 144(145) 8-9.15-16.17-18 2ª lectura : de la carta de San Pablo a los Romanos 8,37-39 Evangelio: San Mateo 14,13-21
En este domingo tomemos un poco de tiempo para reflexionar sobre dos puntos que sacamos del Evangelio que la Iglesia nos propone para esta semana. Jesús se compadece de la multitud y nos invita a dar de comer a todos los que tienen hambre. Jesús se compadece de la multitud. Qué buena nueva al escuchar hoy que Jesús se compadece de nosotros. Dios tiene compasión de todos los hombres y de todas las mujeres que tienen hambre, que no comen lo suficiente o que no tienen alimento espiritual para vivir en paz. Dios no es insensible frente a las necesidades de nuestra humanidad. Dios sufre frente a la miseria material y espiritual de muchos hombres y mujeres que no tienen la suerte que nosotros tenemos al poder comer todos los días y al recibir todos los domingos el alimento espiritual que nos transmite la energía y la paz de Dios. Como discípulos de Cristo no podemos ser insensibles a la miseria, al hambre y al sufrimiento de tantos hombres, mujeres, niños y ancianos que no tienen lo necesario para vivir de una manera digna y humana. Frente a esta situación, Jesús nos invita a dar de comer a todos los que tienen hambre. Sabemos que esto es enorme pero si Jesús nos lo dice es porque tenemos los medios para hacerlo. Me parece que antes de todo debemos sentarnos. Debemos parar toda actividad para dejarnos alimentar por el Señor. Si tomamos tiempo para recibir la Eucaristía y el alimento que viene de la Palabra de Dios tendremos las ideas y la fuerza para inventar nuevos métodos para combatir el hambre material y espiritual que matan todavía hombres y mujeres alrededor de nosotros. Si aceptamos recibir el Cuerpo, la Sangre y la Palabra de Cristo en nuestra vida vamos a sentir la necesidad de compartir lo que tenemos y lo que recibimos con aquellos que tienen menos que nosotros. Preguntémonos hasta donde vamos al compartir nuestros bienes materiales y también nuestras riquezas espirituales. Agradezcamos al Señor por todo lo que Él nos da y pidámosle la fuerza y la sencillez para compartir. La Eucaristía que recibimos es el lugar en donde Dios comparte con nosotros y en donde los cristianos comparten entre ellos. Al salir de la misa no olvidemos que vinimos a la iglesia para recibir el Cuerpo de Cristo y que somos enviados al mundo para compartir con nuestros hermanos y hermanas todos los dones que el Señor ha puesto en nuestras manos. Gracias Señor por compartir nuestras dificultades y enséñanos Señor a compartir con los más necesitados. Amen. P. Germán |
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