21st Sunday in Ordinary time year C Ajaccio, August 25th, 2013 1st Reading: from the book of Isaiah 66,18-21 Psalm : 117:1,2 2º Reading: from the letter to the Hebrews 12,5-7,11-13 Gospel: Saint Luke 13:22-30
Someone asked Jesus: “Lord, will only a few people be saved?” Jesus didn’t directly answer the question but he replied: “Strive to enter through the narrow door, for many, I tell you, will attempt to enter but will not be strong enough” With this statement of Jesus, and inspired by the readings of this Sunday, I propose you to reflect on two points: 1. - Who are invited to get through the narrow gate that leads to the Kingdom of God? 2. - What should we do to get through that narrow door? The salvation that God offers to humanity, the paradise that Jesus has
prepared for us, is a narrow gate but is not restricted to a certain elite or a
certain culture. All men and women of goodwill are welcome to the Kingdom of
God. The only key that opens the narrow gate that leads to God are good actions. Those who do evil distance themselves from God through their own actions on earth. We will not be judged on the number of Sunday masses we've attended but on the number of times we have visited the sick and the prisoners, the number of times we have fed the hungry, have given something to drink to the thirsty ... that is, the number of times we have done good on earth. Today, the liturgy reminds us that the mission of the baptized is to
invite all men and women of humankind to enter through the narrow gate that
leads to God and to show them the way by doing good. | 21º Domingo del tiempo de la Iglesia Año Litúrgico C Ajaccio, el 25 de agosto del 2013 1ª lectura: del Profeta Isaias 66,18-21 Salmo: 116(117)1.2 2ª lectura: de la carta a los Hebreos 12,5-7.11-13 Evangelio: de San Lucas 13,22-30
Alguien le pregunta a Jesús: ¿Señor, es verdad que son pocos los que se van a salvar? Jesús no responde directamente a la pregunta sino que afirma: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque… muchos querrán entrar y no lo conseguirán.” Con esta declaración de Jesús e inspirados por las lecturas de este domingo, les propongo reflexionar sobre dos puntos. 1.- ¿Quién está invitado a entrar por la puerta estrecha que conduce al Reino de Dios? y 2.- ¿Qué debemos hacer para atravesar esa puerta estrecha?
1.- ¿Quién está invitado a entrar por la puerta estrecha que conduce al Reino de Dios? Tanto el profeta Isaías, en la primera lectura, como el Salmo, nos invitan a ir al mundo entero a proclamar la Buena Nueva. El Evangelio de San Lucas nos anuncia que en el banquete del Reino de Dios, habrá muchas personas provenientes del Oriente, del Occidente, del Norte y del Sur. Toda la liturgia de este domingo, nos recuerda que los hombres y mujeres de todas las las naciones, de todas edades y religiones están invitados a entrar en el Reino de Dios. En nuestra salvación, Dios propone a la humanidad, el paraíso que Jesús fue a preparar para nosotros. Tiene una puerta estrecha pero no está reservada a una cierta élite o cultura específica; no, todos los hombres y mujeres de buena voluntad están invitados al Reino de Dios. La misión de la Iglesia no es la de convertir al cristianismo, sino la de anunciar a todas las naciones, que Jesús vino para revelarnos a Dios y guiarnos hacia el Reino de su quien es su Padre. 2.- Entonces, ¿ qué debemos hacer para atravesar esa puerta estrecha? San Lucas dice, en el Evangelio de este domingo, que no es suficiente comer y beber en la misma mesa de Jesús, o escuchar sus enseñanzas para salvarse. Para entrar en el Reino de Dios debemos hacer el bien. La única llave que abre la puerta estrecha que conduce a Dios, son las nuestras obras buenas. Aquellos que hacen el mal, se alejan de Dios por su comportamiento aquí en la tierra. No seremos juzgados por el número de misas a las que habremos asistido, sino por el número de veces que habremos visitado personas enfermas, personas que están en la cárcel; por el número de veces que habremos dado de comer a aquellos que tienen hambre y de beber a los que tienen sed,… es decir, por el número de veces que habremos hecho el bien aquí en la tierra. Hoy, la liturgia nos recuerda que la misión de los bautizados, es la de invitar a todos los hombres y mujeres de la humanidad a querer intensamente, cuando el Señor les llame, a entrar por la puerta estrecha que conduce a Dios y mostrarles también el camino haciendo el bien. P. Germán |
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