22nd Sunday in Ordinary time year B Los Angeles, September 1st /2nd, 2012 1st Reading: from the Book of Deuteronomy 4,1-2,6-8 Psalm : 15:2-3,3-4,4-5 2º Reading: from the letter of St James 1:17-18,21b-22,27 Gospel: Saint Mark 7,1-8,14-15,21-23
I guess all of you have sometimes felt bad because of criticism from people who, although aware of the ancient traditions of the Catholic faith, don’t profess it and instead believe that the practice of Catholicism today is not as good as that of our ancestors. It‘s important to pay attention to such criticism. If we think about it with the help of the Gospel we can surely find an appropriate answer to keep our composure. The disciples of Jesus were criticized because they didn’t follow "the tradition of the elders" which consisted of washing their hands before taking their meals. Not doing so was considered impure although today we wash our hands before meals not because of religious respect or spiritual purity but simply because we care about hygiene. This has nothing to do with religion or faith. We should not mix it up and see evil where there is none. In his letter St. James says that “Religion that is pure and undefiled before God and the Father is this: to care for orphans and widows in their affliction and to keep oneself unstained from the world.” Here we have, in simple and clear words, good advice to live the Catholic religion and to grow in our faith. Jesus demands two things from his disciples: - remain uncorrupted by this world. Everyone knows very well what kind of decisions, behaviors, and words are
needed to keep oneself unstained from the world. Falsehood, envy, and violence
proposed by the world and the media are not methods to keep ourselves clean
from the wrong things. It’s in the hearts of men and women where all decisions are made; for this reason, we need to feed our hearts with the Bread of Life and the Word of Truth. Amen. Fr. Germán | 22º Domingo del tiempo de la Iglesia Año Litúrgico B Los Ángeles, el 2 de septiembre del 2012 1ª lectura: del libro del Deuteronomio 4,1-2.6-8 Salmo: 14(15)2-3.3-4.4-5 2ª lectura: carta de Santiago 1,17-18.21b-22.27 Evangelio: de San Marco 7,1-8.14-15.21-23
Yo pienso que todos ustedes han tenido la experiencia de sentirse mal a causa de la crítica, por parte de algunas personas que; conocen las tradiciones antiguas de la religión católica, que no tienen la fe y de otras que piensan que la religión de hoy no es tan buena como la de nuestros antepasados. Es importante escuchar esas críticas. Debemos reflexionar con la ayuda del Evangelio y seguramente que encontraremos respuestas adecuadas para no dejarnos desestabilizar. Los discípulos de Jesús son criticados porque no siguen “una de las tradiciones de los ancianos” que consistía en lavarse las manos antes de tomar una comida. Este gesto era considerado impuro y hoy nosotros nos lavamos las manos antes de comer, no por respeto religioso, ni por razones de pureza espiritual, sino simplemente porque nos preocupamos de la limpieza y de la higiene. No tiene nada que ver con la religión ni con la fe. No debemos mezclarlo todo y ver el mal en donde no existe. Santiago nos dice en su carta que “la religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido”. Aquí tenemos, con palabras simples y claras un buen consejo para vivir la religión católica y para crecer en la fe. Cristo pide a sus discípulos dos cosas: - visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, -guardarse de este mundo corrompido. No es necesario que les explique quién es la viuda y el huérfano que están en tu casa o que viven cerca de tu hogar, o que frecuentas en el trabajo, o que cruzas en la calle cuando sales a hacer tus compras o a divertirte. Tampoco es necesario que yo diga un gran discurso para explicarles lo que debemos hacer para no dejarnos corromper por el mundo que nos rodea. Todos sabemos muy bien cuáles son las decisiones, los comportamientos y las palabras que debemos tener para permanecer limpios en medio del mundo. La mentira, la envidia y la violencia que el mundo y los medios de comunicación nos proponen, no son métodos para permanecer limpios y puros. Digamos simplemente, que para ser cristiano y para buscar la santidad y la pureza, debemos dejarnos guiar por el Espíritu de Dios para pensar en los demás y para trabajar por el bien común. En el corazón del hombre y de la mujer se decide todo y por eso debemos alimentar nuestro corazón con el Pan de Vida y con la Palabra de Verdad. Amén P. Germán |
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