2º Domingo
de Cuaresma
Año
Litúrgico B
Los Ángeles 4
de marzo del 2012
1ª lectura : del Génesis 22,1-2,.9°,10-13,15-18
Salmo
: 115(116)10.15.16-17.18-19
2ª lectura : de
la carta de St Pablo a lors Romanos 8,31b-34
Evangelio: San Marco 9,2-10
Este segundo domingo de
cuaresma, la liturgia nos habla de la
historia del sacrificio de Isaac y de la
Transfiguración de Jesús frente a sus discípulos.
La inspiración para la reflexión de esta semana la encontré en
estos dos textos.
“Debemos transfigurar nuestra
vida gracias a la confianza sin limites, en Dios”.
La historia de Abrahan nos
invita a crecer en la confianza en Dios.
Abraham conoce a Dios y sabe
que Dios es amor, verdad, vida y felicidad. Cuando Dios le pide que tome a su
hijo único llamado Issac, a quien tanto
ama, para sacrificarlo, Abraham no
comprende las palabras de Dios.
Todo parece contradictorio y
dificil para aceptar.
¿Cómo Dios, que es un Dios de
amor y que ama la vida, puede pedirle a Abraham el sacrificio de su hijo?
El resto de la historia nos da
la respuesta. Dios, que conoce a Abraham, no quería el sacrificio del niño.
Dios deseaba simplemente presentarnos a
Abraham como un ejemplo de confianza, de fe.
El tiempo de cuaresma nos
invita a la conversion, a la transfiguración de nuestra existencia para que
nuestra fe irradie y para que nuestra vida sea luz para nosotros y para los
demás.
Pero, el único camino para que
nuestra fe irradie y para que nuestra vida se transfigure es la confianza en
Dios. Debemos colocar a Dios en el
centro de nuestra existencia.
Debemos tener confianza en
Dios, y de esta manera, todo lo que parece imposible podrá
realizarse alrededor de nosotros y en nosotros mismos.
Nuestra fe debe crecer para
que frente a toda situación e incluso en aquellas en las
que humanamente no encontramos solución o explicación, podamos ponernos
en las manos de Dios y dejar al Espíritu de Dios actuar en nosotros y por medio
de nosotros.
En este segundo domingo de
cuaresma, estamos invitados a medir nuestra fe. El progreso de la industria y de
la ciencia, los conocimientos y el poder que creemos tener a causa del dinero, hacen
que algunos se sientan capaces de decidir,
resolver y controlar todo en sus
vidas.
En nuestras decisiones, hemos
dejado Dios a un lado y no contamos con
El para iluminarnos o aconsejarnos en los momentos importantes de nuestra vida.
El ejemplo de Abrahan nos
invita a regresar a Dios. Abraham
dejó todo en las manos de
Dios, no debemos olvidar que Dios es el dueño de la vida y que nosotros estamos
en sus manos y bajo su mirada. Dios es un Dios de amor y desea que aprendamos a
tener confianza en El como El tiene
confianza en nosotros.
Feliz preparación hacia la
Pascua. P. Germán