3er. Domingo del tiempo
de la Iglesia
Año Litúrgico B
Semana de las Escuelas
Católicas
Los Ángeles, el 25 de enero
del 2015
1ª
lectura: del libro de Jonás 3,1-5.10
Salmo: 24(25) 4-5.6-7.8-9
2ª
lectura: 1ª carta de San Pablo a los Corintios 7,29-31
Evangelio: de San Marcos 1,14-20
La semana pasada estuvo consagrada, por muchas
Iglesias cristianas, a la oración por la unidad de los cristianos.
El tema de reflexión fue tomado del Evangelio
de San Juan, que nos habla del encuentro, entre Jesús y la Samaritana: Jn
4,1-42. Jesús le dice a la Samaritana: “Dame de beber”.
Jesús utiliza una frase banal para entablar un
diálogo con una mujer, que además de ser mujer, es Samaritana. Para los judíos
de la época de Jesús, era prohibido y mal visto, que un hombre solicitara algo
a una mujer en la calle. Además, los samaritanos y los judíos no tienen nada en
común. Se ignoran y a veces se desprecian. Evitan encontrarse y nunca se
hablan.
En este contexto, Jesús encuentra a la
Samaritana y le solicita una bebida para entablar un diálogo que los llevará a
conocerse mejor y a descubrir lo que pueden aportarse mutuamente.
Jesús vino a dialogar con la humanidad. El
interpela todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Dios quiere comunicación con nosotros. Él toma
la iniciativa y da el primer paso. Él nos busca para instruirnos y ayudarnos a
comunicar sin miedo. Dios desea enseñarnos a dialogar con los demás. Sobre todo
con aquellos que consideramos diferentes
a nosotros, que no piensan como nosotros, que practican otra religión o que no
tienen religión. Con aquellos que tienen ideas políticas diversas y siguen
filosofías o teorías que no coinciden con las nuestras.
Las lecturas de este domingo nos recuerdan que
Dios envió a Jonás, para dialogar con los habitantes de Nínive que se habían
desviado del buen camino. El Evangelio nos recuerda que Jesús dialoga con sus
primeros discípulos y después del dialogo, ellos deciden seguirlo.
Hoy empezamos en Estados Unidos, la semana de
las escuelas católicas. Una de las misiones de las escuelas católicas es la de
enseñar, a sus alumnos y alumnas, a comunicar y a dialogar. La comunicación y
el diálogo son esenciales en la vida de la humanidad, para la construcción de
la paz y de la fraternidad.
No debemos tener miedo de dialogar con nuestros
semejantes y no debemos rechazar la comunicación con personas que tienen ideas
diferentes a las nuestras.
Los actos terroristas que golpearon Europa hace
algunas semanas y los atentados que nuestra humanidad deplora son
frecuentemente el fruto de la intolerancia, de la falta de diálogo, de la falta
de respeto de las diferencias individuales.
Los cristianos de todas las confesiones, creyentes
de todas las religiones, hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes o no,
debemos unirnos para dialogar, para comunicar entre sí. Para defender juntos
los valores que construyen nuestra humanidad: la libertad, la igualdad y la
fraternidad.
Sintámonos orgullosos de nuestras escuelas
católicas, ayudémosles a cumplir su misión para que todos los niños y jóvenes
aprendan a dialogar, a comunicar y a respetar a los demás sin importar las diferencias individuales y a trabajar por la
libertad, la igualdad y la fraternidad.
Amén
P.
Germán